¿Qué es el Peak
Performance?
El Peak performance viene siendo el gap, la brecha, el trecho, la distancia
que un equipo debe de recorrer para alcanzar el alto rendimiento, desempeño o
las metas trazadas. El Peak performance es el estado deseado, el estado a
alcanzar y mantener.
El propósito de un equipo (y de toda organización) no solo es la eficacia,
que pueda cumplir su cometido, es también la eficiencia, el poder cumplir sus propósitos
con el menor gasto de recursos y de tiempo.
Pero, ¿Cómo conseguimos que un equipo cumpla eficazmente su cometido, con
el menor gasto de insumos y que crezca?
En los entornos actuales, caracterizados por alta competitividad y de
exigencia cada vez mayores para las organizaciones, cobra cada vez mayor
importancia la flexibilidad, la agilidad, la capacidad de desaprender para
luego aprender, los cambios en los entornos obligan a innovar, a adaptarse y a
desarrollar nuevas habilidades.
Para hacer frente a ello, hay 2 conceptos a considerar: el Learning hability
y el Learning agility, que son respectivamente la capacidad de aprender
(primero hay que desaprender) y la rapidez con que se haga.
Un equipo que alcance esta fase ha de ser un equipo duro en el fondo, que
conociendo su esencia y sus valores, las mantiene; y, a la vez suave en las
formas, maleable, que pueda adaptarse a los cambios del entorno y asimilarlos
en el menor tiempo posible. Son equipos agiles, que actúan por instinto,
equipos que funcionan a la memoria.
Para recorrer con éxito el camino del Peak performance, lo primero es que
los miembros se familiaricen con el concepto en sí mismo, conocer claramente los
propósitos de la organización y del equipo, saber hacia dónde se dirige y las
metas que tienen que alcanzar.
Según Robín Sharma, hay que definir claramente los resultados esperados y
dar la libertad a los equipos para que elijan la manera de alcanzarlas.
Esto es muy importante, porque
aflora la creatividad y la autonomía de los equipos a la vez que hace crecer
los “pequeños liderazgos”.
¿Se podría temer el “fracaso” o el no cumplimiento de las metas por parte
de los equipos que no están bajo el “control” del “jefe”?
Existe ese riesgo, deseable diría yo, porque las organizaciones maduras y
consolidadas no temen el fracaso o a pequeños fracasos, lo conciben como parte
del proceso de crecimiento, del camino al éxito, para Sharma “Los fracasos solo
son lecciones disfrazadas que finalmente nos lleva a la sabiduría y prosperidad”.
En definitiva, no hay errores, solo hay aprendizajes. Propician “entorno
libre de riesgos”.
Otro punto en que hay que poner el foco es en los comportamientos positivos,
en las pequeñas acciones o pequeños logros para premiarlas en vez de estar
buscando lo opuesto para criticar, es lo que se denomina los “Quick Wins” las
pequeñas victorias, pequeños actos que refuercen los hábitos y comportamientos positivos
que lleva a los equipos a la buena dirección. Cuando se premia una buena
conducta, un pequeño acto positivo, existe mayores probabilidades que se
repitan ese tipo de comportamientos y que se contagia el ejemplo, se obtiene
más de lo que se premia.
Conocidas las metas a alcanzar, establecidas las formas para alcanzarlas,
un tercer factor de mucha importancia es sin lugar a dudas la motivación, como
mantener viva la llama de la pasión en los equipos, no solo en mantener y
perpetuar las buenas conductas, sino que ir creciendo cada día e ir en pos de
objetivos de mayor calado.
Quizás el mayor factor motivador actual sea el dinero, pero hasta eso puede
llegar en un determinado momento a ser ineficaz, una vez conseguida satisfacer
ciertas necesidades, Robín Sharma propone algo simple barato y que está al alcance de todos y que es un
motivador instantáneo: un halago público, sincero e inmediato. La clave está en
halagar el progreso y premiar el resultado.
Esto en resumidas cuentas esto es el peak performance y algunas claves para
alcanzarlo.
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