El factor de desconexión.
Confieso que uno de los conceptos nuevos que más atención ha
despertado en mí últimamente y que aun siendo de vital importancia, no se le
tiene la adecuada consideración, que se define como factor de desconexión.
Es un concepto que aprendí de Bernardo
Quinn, un directivo de telefónica experto en temas de liderazgo.
Pero, ¿qué es el factor de desconexión?
¿Es desconectarse literalmente de la realidad?
¿Es perderse el rumbo?
¿Es ir en la dirección incorrecta?
¿Es no saber recoger las variables claves de la realidad para a su
vez interpretarlos y deducir el camino correcto?
¿Es tener una visión equivocada?
¿Es la contra visión?
Puede que es un poco de todo, una mezcla de todas estas
cuestiones, es algo que a priori no se le da la consideración adecuada y sin
embargo es un factor muy a tener en cuenta en el mundo del liderazgo.
A pesar que la visión es el ADN del liderazgo, muchas veces los
líderes se pierden, no son capaces de calibrar correctamente los momentos, no
hacen una correcta lectura de la realidad, se desconectan de ella.
Gigantes como Kodak, Nokia y Altavista por solo citar 3 ejemplos
han padecido las consecuencias de la desconexión de sus líderes con la
realidad, pese a su capacidad, posición en el mercado, ventajas competitivas y
expertise en sus desempeños no han sabido interpretar la realidad para generar
una visión a largo plazo que las haga perdurar en el tiempo y han perecido.
Quizás, parte de la explicación se deba a que estaban
“desconectado” o no han sabido valorar en su justa medida este factor de
desconexión; no estaban haciendo un correcto feedback de la realidad para a su
vez propiciar cambios estratégicos que hubiera corregido a tiempo el rumbo de
sus organizaciones.
En mi pasado articulo mencioné que las organizaciones y los
liderazgos deben de ser duros en el fondo (valores) y suaves y moldeables en su
formas (estrategias), porque es una de las maneras de confrontar los
permanentes cambios en su entorno, es absolutamente imprescindible estar
“conectado” con la sociedad y e ir ajustando para ir a esa visión sin perderse
en el camino.
En todas las ecuaciones existe una variable que está en permanente
cambio: el tiempo, el paso del tiempo es inexorable, todas las visiones,
estrategias, tácticas están sustentadas por unas condiciones del tiempo en su
concepción y que son absolutamente dinámicas y cambiantes, que van permeando
las acciones diarias, algunas veces son aliadas y otras constituyen obstáculos.
La visión aun siendo clara, al propio tiempo ha de ser dinámica,
cambiante en conformidad con los cambios que se van dando en el entorno,
y el líder debe de estar palpando constantemente esos cambios para
generar unas oportunas correcciones en la táctica y en la estrategia que son
elementos moldeables.
El factor de desconexión actúa en contra de la visión, o más bien
es algo sutil que erosiona a largo plazo visión, que obliga a estar
constantemente alerta tal como lo hace el timonel de un barco, dar pequeñas
correcciones de rumbo para llegar a punto a donde se pretenda ir sin zozobrar
por el camino.
El líder ha de estar conectado siempre y no solo con la
organización sino con su entorno: leer, calibrar, ajustar a lo que la realidad
va demandando sin perder el horizonte, es la contante comparativa entre el
sueño y la realidad, entre lo planificado y lo que está aconteciendo.
Podemos concluir que el factor de desconexión existe, que es de
suma importancia y algo que ha de tener muy en cuenta el buen líder en su día a
día.
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