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sábado, 17 de diciembre de 2016

Desarrolla y pon en práctica la inteligencia cultural.


Desarrolla y pon en práctica la inteligencia cultural.




Uno de los tipos de inteligencia-hace poco que sabemos hay varios tipos, no sólo la académica- más necesarios y demandados en la actualidad, es la llamada Inteligencia cultural.

Este término, de reciente uso y de poca difusión, pese a lo simple en su concepción y definición, es de extrema importancia en la actualidad.

Estamos en la aldea global, en donde los flujos migratorios han adquirido una proporción sin precedentes en la historia, las nuevas tecnologías nos hacen vivir experiencias sin necesidad de salir de nuestros hogares, hay una tendencia hacia un mayor número de expatriados que tienen que ir a vivir y trabajar en otros países. Todos estos elementos hacen que, tener un mayor conocimiento de las distintas culturas, sea una premisa para la mejor adaptación y, por lo tanto tener éxito en la convivencia con los miembros de una determinada comunidad.

La inteligencia cultural (QI) es la capacidad de adaptarse y convivir en una cultura distinta sin perder la tuya, se trata de tener una sensibilidad y una capacidad de observación para conocer, fijar y “absorber” elementos de la cultura y de la idiosincrasia locales sin anular tu propia cultura.

No se trata de un proceso de “a culturización” como lo era en el tiempo de la colonización, ni tampoco hacer una trinchera para no conocer la cultura local, sino de algo intermedio, aceptar los valores de la cultura del sitio en donde vives sin abandonar los tuyos.
Según el profesor William Davis, un experto en QI, para desarrollarla es necesario que uno esté despojado de “prejuicios” de la nueva cultura y estar abierto a recibirla, y define 4 factores que influyen en el proceso:

·         El factor deseo, que no es más que el deseo de conocer la cultura en la que se va a vivir o trabajar.

·         El factor conocimiento, que es conocer efectivamente la cultura a través de la información y formación, mediante distintas fuentes, de todo lo que se pueda aprender antes de ir a vivir o trabajar en esa cultura.

·         El factor estrategia que, refiere que hay que tener una estrategia para poner en práctica lo conocido en la nueva cultura.

·         El factor comportamiento, que es el momento en donde se pone en práctica los conocimientos de la cultura in situ, hacer una evaluación y retroalimentación para ir mejorando.

El desarrollo este concepto como mecanismo de integración cultural ha tenido un mayor uso en los países anglosajones-fundamentalmente EEUU- muy acostumbrados a tener personas de distintas índoles, de diversas latitudes y culturas, en donde es necesaria una efectiva integración como forma de conseguir, mantener y mejorar sus intereses económicos y geoestratégicos.  Pero imagínese, que pudiera saber esto antes de ir a Cuba en el año 1987, conocer cosas de su cultura, costumbres o conocer previamente detalles de interés de los otros países en donde habría de vivir, sería como acortar el tiempo de la adaptación, esto mismo han pensado los ideólogos de la QI.

En Cuba, país en el que he vivido por muchos años y en el que, junto con otros, fuimos  conociendo, mediante la experiencia vivida, la idiosincrasia y las costumbres locales, el término, “qué bolá”, por cierto usado en un tuit del presidente Obama en su reciente visita a Cuba, es utilizado como una contraseña a la cubanía, reduce la distancia y acerca a la persona a los cubanos, es algo de indica camaradería y cercanía, por citar un pequeño ejemplo, luego está un asunto muy socorrido como lo es la pelota, el béisbol que es la pasión nacional y un tema en el que la mayoría de los cubanos se sienten cómodos, hablando y hasta expertos.

En España, país en el que actualmente vivo, en cambio un “Hola”, es un saludo muy recurrente, en cualquier sitio que encuentras a una persona española surge la expresión, luego es costumbre tener conversaciones con los vecinos en los ascensores, casi siempre del tiempo, también se puede hablar del futbol que es el pasatiempo nacional, o hablar de las vacaciones y de los viajes o la playa, es que a los españoles les encanta el viaje, la playa y las fiestas.
Pero la QI no solo es bueno para saber lo que se debe o se puede hacer, también para lo que no se puede o se deba hacer, los tabúes, las cosas prohibidas, lo que se considera falta de respeto, de consideración o educación.

En la cultura musulmana no se debe de tocar a una mujer, hay culturas en donde no se da la mano como la japonesa, en lugar de eso se inclina cómo señal de respeto, en occidente se desea contacto visual y se sellan los tratos con un apretón de manos, en norte de la India asentir con la cabeza es negar y lo contrario es aceptar, hay lugares en donde se habla bajo y hablar alto es de mala educación, en España por ejemplo se habla alto y no es mal visto, y así infinidad de ejemplos que, saberlo de antemano no viene mal para no causar una mala impresión.

A veces, una simple palabra marca la diferencia, si a una persona que profesa la fe Hebraica le dices Shalom, un hindú le dices Namasté, a un chino le dices Ni Hao y a un árabe le salam no solo le alegrarás el momento, sino que vería en ti a alguien que ha tenido la amabilidad de decirle un saludo propio de su cultura y eso seguramente te situaría más cerca de esa persona. No es casual que hoy se aprendan palabras y frases por parte de grandes líderes, presidentes, empresarios para pronunciarlas en los momentos adecuados para así conseguir un golpe de efecto, a todos nos alegra que hablen nuestra lengua, conozcan nuestras costumbres, algo que pueda indicar el interés hacia nosotros del que viene a estar entre nosotros, así su estancia sea breve.


La inteligencia cultural dota a la persona de información clave acerca de la nueva cultura, la forma en aspectos vitales para entender y desarrollar en la nueva cultura y proporciona una preparación psicológica para enfrentar con éxito la vida en la cultura local, lo que permite establecer relaciones sociales y laborales exitosas, encontrar un sitio y hasta ser feliz en un país distinto al de la persona que viene.

sábado, 3 de diciembre de 2016

El factor de desconexión.



Como un navío en alta mar, cada uno de nosotros lleva su ruta…:


El factor de desconexión.


Confieso que uno de los conceptos nuevos que más atención ha despertado en mí últimamente y que aun siendo de vital importancia, no se le tiene la adecuada consideración, que se define como factor de desconexión.

Es un concepto que aprendí de Bernardo Quinn, un directivo de telefónica experto en temas de liderazgo. 

Pero, ¿qué es el factor de desconexión?
¿Es desconectarse literalmente de la realidad?
¿Es perderse el rumbo?
¿Es ir en la dirección incorrecta?
¿Es no saber recoger las variables claves de la realidad para a su vez interpretarlos y deducir el camino correcto?
¿Es tener una visión equivocada?
¿Es la contra visión?

Puede que es un poco de todo, una mezcla de todas estas cuestiones, es algo que a priori no se le da la consideración adecuada y sin embargo es un factor muy a tener en cuenta en el mundo del liderazgo.

A pesar que la visión es el ADN del liderazgo, muchas veces los líderes se pierden, no son capaces de calibrar correctamente los momentos, no hacen una correcta lectura de la realidad, se desconectan de ella.

Gigantes como Kodak, Nokia y Altavista por solo citar 3 ejemplos han padecido las consecuencias de la desconexión de sus líderes con la realidad, pese a su capacidad, posición en el mercado, ventajas competitivas y expertise en sus desempeños no han sabido interpretar la realidad para generar una visión a largo plazo que las haga perdurar en el tiempo y han perecido.

Quizás, parte de la explicación se deba a que estaban “desconectado” o no han sabido valorar en su justa medida este factor de desconexión; no estaban haciendo un correcto feedback de la realidad para a su vez propiciar cambios estratégicos que hubiera corregido a tiempo el rumbo de sus organizaciones.

En mi pasado articulo mencioné que las organizaciones y los liderazgos deben de ser duros en el fondo (valores) y suaves y moldeables en su formas (estrategias), porque es una de las maneras de confrontar los permanentes cambios en su entorno, es absolutamente imprescindible estar “conectado” con la sociedad y e ir ajustando para ir a esa visión sin perderse en el camino.

En todas las ecuaciones existe una variable que está en permanente cambio: el tiempo, el paso del tiempo es inexorable, todas las visiones, estrategias, tácticas están sustentadas por unas condiciones del tiempo en su concepción y que son absolutamente dinámicas y cambiantes, que van permeando las acciones diarias, algunas veces son aliadas y otras constituyen obstáculos.

La visión aun siendo clara, al propio tiempo ha de ser dinámica, cambiante en conformidad con los cambios que se van dando en el entorno,  y el líder debe de estar palpando constantemente esos cambios  para generar unas oportunas correcciones en la táctica y en la estrategia que son elementos moldeables.

El factor de desconexión actúa en contra de la visión, o más bien es algo sutil que erosiona a largo plazo visión, que obliga a estar constantemente alerta tal como lo hace el timonel de un barco, dar pequeñas correcciones de rumbo para llegar a punto a donde se pretenda ir sin zozobrar por el camino.

El líder ha de estar conectado siempre y no solo con la organización sino con su entorno: leer, calibrar, ajustar a lo que la realidad va demandando sin perder el horizonte, es la contante comparativa entre el sueño y la realidad, entre lo planificado y lo que está aconteciendo.

Podemos concluir que el factor de desconexión existe, que es de suma importancia y algo que ha de tener muy en cuenta el buen líder en su día a día.