En el pasado artículo acerca de las lecciones de liderazgo
del último samurái, me referí a un concepto muy presente en la sociedad y en la
economía japonesas: el Kaizen.

El
Kaizen es la búsqueda de nuestra mejor versión, la constante superación, no
solo para hacer frente a los desafíos actuales sino para los que vienen en un
contexto de permanente cambio, el Kaizen
es el antídoto ideal para la supervivencia.
Siempre
hay espacios de mejora, la autocomplacencia es la enemiga del Kaizen, hay que
despojarse de los egos para poder mejorar, la humildad es lo que nos dice que
siempre podemos ser mejores en lo que hacemos.
Ingredientes: mejora continua, esfuerzo,
pasión, disciplina, humildad, revisión y feedback.
La pretensión de este breve artículo no es la de extender
en este interesante concepto, sino es la de poder relacionarlo con otros 2
conceptos que lo complementan y lo mejoran, a saber: el Kung
Fú y el Kairós.
La transdisciplinariedad ha permitido que se pueda buscar
e incorporar conceptos de otras ciencias y saberes al mundo del coaching, de la
empresa y de la economía- todo vale con tal de mejorar-.
El Kung fu, contrariamente a lo que muchos pensamos, no es
el dominio del famoso arte marcial chino o el arte marcial en sí mismo-que
también se alcanza ese estado con dicho arte-, el kung fu se consigue, se
llega, cuando se hace con la destreza de
cualquier cosa a lo que uno se dedique, es el momento o el punto en el que
se alcanza la Maestría mediante esfuerzo, disciplina y dedicación ya sea en una
actividad o un arte.
En una serie en donde se relata los viajes de Marco Polo
a las cortes de Kublai Khan, el monje
budista que entrena a Marco en uno de sus duras sesiones de entrenamiento le
define el kung Fú de esta forma:
“Si algún día
regresas, ¿qué contarás acerca de esta extraña palabra Kung Fu?, ¿dirás que
significa lucha? O ¿les dirás como un monje Shaolin que es una forma de invocar
el espíritu de la grulla o el tigre?
Kunf
Fu significa alcanzar la maestría mediante la dedicación y el esfuerzo, un gran
poeta ha alcanzado el kung fu, el pintor, el calígrafo, se puede decir que
tienen kung fu, incluso el cocinero, el barrendero o un criado habilidoso
pueden tener el Kung fu.
La
práctica, la preparación y la repetición constante hasta que tu mente se cansa
y te duelen los huesos, y estas demasiado cansado para sudar, demasiado cansado
para respirar, ese es la fórmula, la única fórmula para alcanzar el kung fu”.
El Kunf
Fú es la excelencia, el expertise, el peak performance, tanto individual como
en un equipo de alto rendimiento, es el estado al que se aspira llegar.
Ingredientes: esfuerzo, tesón, persistencia,
sufrimiento, sacrificio.
Por último, está el Kairós,
que es un término que se remonta a la Grecia antigua que tiene muchas
definiciones como “Momento oportuno”, “Momento o contextos adecuados”.
Este concepto, a mi entender, significa “Espacios de Oportunidad”.
Kairós es una divinidad que se contrapone a Cronos.
Mientras Cronos es el dios del tiempo, Kairós lo es
del tiempo disfrutado, transformado
en felicidad, ese tiempo que se vive
intensamente.
Implica
estar en el sitio o lugar adecuado en la hora adecuada, la oportunidad, ocupar
esos espacios vacíos en donde podemos aportar nuestro valor.
Muchas veces llegar el primero es lo que
cuenta, el lead time, o sea el tiempo de liderazgo, ser referente, hacerse
con él nos permite ser la marca y referencia al menos por un tiempo- todos nos
acordamos del primero-.

Hay
oportunidad para llegar, para crecer, para expansión, incluso para la retirada.
El
Kairós es el concepto que mantiene despiertos a la caza de esas oportunidades
que se presentan para que seamos capaces de aprovecharlas.
El
Kairós tiene que ver con nuestra capacidad de discernimiento, con la vista
larga, para poder embarcar en el tren correcto que nos lleva al éxito.
Ingredientes: oportunidad, vista larga,
observación, descernimiento, agudeza.
Pero, se preguntará el lector, ¿Cómo se relacionan éstos 3
conceptos aparentemente lejanos en espacio, tiempo y en lo cultural?
A mi entender, para establecer una secuencia en su uso, lo
primero sería el Kairós, que nos permite detectar ese espacio de oportunidad y
aprovecharla.
La esencia del marketing
nos dice hay que detectar las fallar del mercado, ver aquellas necesidades
que el mercado no está cubriendo o lo esté haciendo mal y cubrirlo. Ese es el
espíritu del Kairós.
Una vez instalado nuestra primera posición, es el Kaizen
el que nos permite mejorar, transformar, crecer y hacernos fuertes con la vista
puesta en el Kung Fú, -el hábito hace al maestro-, la repetición produce
cambios y mejora.
El kaizen, necesariamente nos llevará a alcanzar el Kung
Fú, ese elevado estado de ser especialista, de ser un maestro y un experto.
Pero la cosa no acaba aquí, aun siendo Maestro, el aprendizaje es constante,
necesitaríamos el kaizen para seguir perfeccionando nuestra arte, sin descuidar
del Kairós, pues siempre habría oportunidades que aprovechar.
El ciclo seria infinito en el camino también infinito
hacia la excelencia.